viernes, 9 de enero de 2009

Dolor adentro


Lloraba hacía horas, había perdido noción del tiempo. Los recuerdos buenos y amargos la habían enredado y la hacían presa una vez más de aquel dolor persistente. Esa tarde decidió arrancárselo, dejarlo salir para siempre, llorar lo que fuera necesario por última vez. Dolor de cabeza, una fatiga extraña, sollozos, inspiraciones involuntarias cada vez menos violentas parecían acreditar su teoría, estaba funcionando. Pensó por un momento cuanto más sencillo sería todo sin aquel peso descomunal. Se estiró en la cama cambiando de posición, presionó sus ojos con las yemas y recorrió las cuencas lentamente secando la humedad, llegó hasta las sienes masajeándolas en forma circular y se convenció de que estaba funcionando. Movió apenas la cabeza hacia la derecha, una lágrima rodó por la mejilla y cayó en la almohada, la del otro ojo quedó presa entre el extremo interno y el caballete. Sos la última pensó, la última, rodó la cabeza lentamente como preparándole una despedida lenta pero definitiva. De cara al techo, sintió que empezaba a delinearle el párpado inferior.
El día gris y ventoso volvía a la memoria, la salida del teatro, Mariana revoloteando con sus alas de mariposa...
-¿Te largaste igual con este día?- La miró sin responder, nada le iba a impedir verla actuar por primera vez.
-¿Querés que te lleve papá?
- No- dijo en un tono áspero - estoy bien- le aseguró, mediante su gesto típico de bajar el mentón y levantar las cejas.
El surco parecía quemarla, cada milímetro que avanzaba parecía que se llevaba la piel también, vino a su mente la imagen de la manteca rebanada por el cuchillo, encaracolándose, su piel así se estaría levantando. Que la arranque pensó, pero que se vaya...
-Estuviste bárbara pichona !!!
-¿Me sacaste fotos abu?
-Una cantidad... pero todavía me quedan... parate contra el afiche y te saco otra...
-No no, que mamá nos saque una a los dos...
El ardor la sacó del recuerdo y la instaló de nuevo en ese dolor empecinado, era una lágrima como tantas que habían rodado esa tarde, era una más, pero ésta quemaba en cámara lenta.
-¿La señora Mónica?
-Si, soy yo ¿quién habla?
- Le hablamos de sala de emergencias, no se alarme...no se alarme...
Las palabras se perdían en un eco cada vez menos perceptible. Volvió a la lágrima. Seguía allí, avanzando lentamente. Parecía saber que sería la última, era como un juego macabro que combinaba tortura y obstinación, pero encerraba una profunda esperanza de alivio.
-¿No le comentó nada sobre los últimos estudios?
-Me dijo que no eran muy distintos a los anteriores, me mostró unas recetas de la medicación de siempre...
-¿Y del tratamiento? Le advertimos que era urgente...
-No, no me comentó nada...
Un movimiento involuntario deslizó la lágrima, dejándola presa unos instantes en el hueco formado por el borde superior del pómulo, sintió que era gigante y que empezaba a desbordarse.
-¿Lo puedo ver?
- Si, por supuesto, pero está sedado.
Intentó recordar una y otra vez cuales habrían sido las últimas palabras que cruzaron, todas eran imágenes recortadas, la tarde del teatro, las fotos, recomendaciones de tránsito, no pudo precisar un orden exacto. La lágrima ahora atravesaba la sien a ritmo acelerado.
Una lluvia pertinaz diluía su encogida imagen tras el vidrio del auto, Mariana que le confirmaba su infinito amor a voces, la bocina anunciando su retirada y sus manos lanzando besos y saludos de despedida configuraban toda la escena. Así decidió recordarlo.
La lágrima se detuvo al borde del oído, la sintió bambolearse al compás de sus latidos, contuvo la respiración, un segundo más y recobraría la paz, pero la ruta del dolor erró el camino, se arrastraba ahora oído adentro, quemando sin piedad, perdiéndose en lo profundo...

5 comentarios:

  1. Hola.
    He llegado aqui de casualidad y me ha encantado tu blog.
    Si te apetece, pasate por el mio, QUE FRESQUITO ESTA TODO, a ver si te gusta y podemos leernos.
    Un saludo

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  2. Hola!!! la verdad es que yo no se bien como lleguè hasta acà pero me alegra un montòn leerte y darme cuenta de que sos otra uruguaya con blog!!! Este relato me pareciò exquisito, como se desenlaza.. todo el recorrido de esa làgrima, la razòn por la que brota y el final... UN ABRAZO, desde ya estas invitada a pasar por Malegria, Vero.

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  3. Dolor Adentro
    Annabel: muy triste, ¿qué más podría decir? Me gusta cuando termino de leer un buen texto y alguno de mis alumnos suspiran como extasiados o hacen cara de dolor si por ahí va la cosa de lo que les estoy leyendo, significa que están atentos, que les duele, que les emociona.
    Podría hablar de la buena técnica que intercala un suceso prácticamente fugaz pero profundamente significativo con algo fijado hasta la eternidad en el recuerdo. Pero prefiero quedarme con el sentimiento que despertó.
    Nuevas felicitaciones.
    Su amigable vecino, Juank.

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  4. Muy buenos tus relatos, llegan mucho y con una bien puesta prosa. Estaré seguido visitándote. Un abrazo desde Argentina.
    Jorge.

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  5. Annabel: este relato me conmovió muchísimo,triste y doloroso por momentos contrastando con la alegría ya vivida(como la vida misma en un juego de opuestos).Me gusta leerte y lo mejor provocas en mí el deseo de encontrarme con el próximo cuento.El manejo del tiempo en péndulo, oscilando entre pasado y presente excelentemente logrado.Te sigo leyendo.

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